Con el COVID19 los peruanos han vuelto a mostrar su capacidad de gran espíritu de recuperación, trayendo con ello también una amenaza.
1.- Los peruanos no esperan al gobierno para reaccionar. Más bien, por sentido de urgencia o por desconfianza en las autoridades, las iniciativas individuales empezaron desde el primer día.
2.- Responden con gran creatividad y según sus recursos.- Lo demuestran los conciertos ambulantes, la movilidad escolar haciendo “delivery”, los mercados sobre ruedas, los jóvenes “agentes de abastecimiento” para los mayores, y muchos más.
3.- Tienen gran capacidad de cambio.- Empezaron con la confección de mascarillas, después la venta de ropa abrigada para el invierno, y hoy la oferta de turrones caseros de doña Pepa. Una oferta para cada momento.
4.- Se adaptan a la tecnología disponible.- Además con internet aparecieron grupos de zumba y consultas médicas a distancia, guías de turismo virtual ¿a qué ciudad quieres ir hoy? y cuidadores virtuales para niños solos en casa, entre muchos otros.
5.- No les importa “el qué dirán”.- Si en los más pobres se activaron casi naturalmente las “actividades”, antes llamadas polladas, también en los grupos medios y altos hubo respuestas como venta de postres y artículos para pasar la crisis. Todos reaccionaron.
6.- Pero pueden caer en la informalidad.- De allí saldrán miles de nuevos negocios que querrán crecer y progresar, pero que al haber surgido sin ningún control y permiso, podrían continuar la senda informal de sus millones de predecesores. A menos que aprovechemos esta ola de creatividad y emprendimiento, para ayudarlos a crecer ordenadamente, dentro del sistema.
Rolando Arellano Cueva
Presidente de ARELLANO y Profesor en Centrum Católica
Artículo completo en El Comercio