Dos ranas quedaron atrapadas en sendos baldes llenos de leche. Viendo la difícil situación una de ellas se resignó a morir ahogada, pero la otra continuó pataleando para alcanzar el imposible borde. Dice la fábula que el constante movimiento transformó a la leche en mantequilla, permitiendo salir a la rana no conformista. Quizás eso mismo
